domingo, 31 de agosto de 2008

Blancos juegan y ganan.

Una costumbre que he arrastrado desde mi infancia hasta la edad adulta es la de leer el periódico. Lenta y parsimoniosamente. Unas secciones con más atención y otras con menos, pero pasando por todas ellas. Desde niño, al llegar a la sección de pasatiempos del periódico, nunca comprendía ese en el que aparecía un minúsculo tablero de ajedrez con las piezas, para mi, descolocadas y con esa frase en la cabecera.

Nunca llegué a pasar del nivel iniciático en esto del ajedrez, poco más que mover las fichas sin ningún fin concreto. Bien fuera por falta de interés o ¡ay¡ por falta de inteligencia.

En cualquier caso este verano los blancos han jugado y ganado. Me refiero a los vinos, desde luego. Si observo lo bebido hubo más vinos de este color (incluyo fino, manzanilla y espumosos blancos), que rosados y por último tintos. Puedo decir ya que esto ha sido el verano, porque este se ha acabado. ¿Cómo lo sé? pues con la certeza que da el que te lo indique la máquina de la verdad suprema: La televisión.
Todavía hace calorcillo y es complicado el que en la sobremesa no se quede uno pensando en sus cosas unos minutos, comprobando como son los párpados por dentro, es decir, una reparadora siesta. Cuando despiertas, algo descentrado, observas en la televisión que una cadena de centros comerciales al comprar el material escolar, uniformes, etcétera te regala el 10 % en corticoides.... hmmm... creo que todavía estaba un poco dormido... Bostezo y estirarse como un gato a media mañana y observas que los diez anuncios posteriores son de colecciones, a mi juicio absurdas: Soldados del siglo XX, coches de rally en miniatura, dedales de porcelana, casas de muñecas... Sí, el otoño ya está aquí de todas todas. "Lo han dicho en la tele", que decía mi abuela como si hubiera venido San Pedro en persona a certificar la autenticidad de cualquier frase que de la pantalla surgiera. Eran otros tiempos o los tiempos siempre son los mismos.

Bien, pues vayamos allá con los vinos que han caido este mes:

- Blanco Nieva Verdejo. Bodega Viñedos de Nieva. DO Rueda. (aprox 6 EUR)
En su buena línea habitual. Fresco y vivaz, con algo de aguja en estos momentos. Notas anisadas, herbáceas, esparraguera y un final ligero de amargor. Ha acompañado una ensalada de patata con pimiento morrón, tomate y caballa marinada, así como unas popietas de gallo al horno con jamón serrano. Buena RCP.

- Malvarrosa 2007. Bodegas Xaló. DO Valencia (3.61 EUR)
Chuches, sandía, goma Milán de fresa de las de 25 pesetas (¡que no era cualquier cosa!). Redondez absoluta en boca sin mucho a lo que agarrarse dentro de su semidulcez. No es el tipo de rosado que me atrae. Me recuerda, con muy ligera distancia a favor de este, a un Lambrusco sin burbujas. ¿Esto con qué comida va bien? No se me termina de ocurrir.
Recordatorio: ¡Esto te pasa por fijarte sólo en la apariencia!

- Maximin Grünhaus - Schubert'sche Gutsverwaltung Riesling 2006. Mosel-Saar-Ruwer. (12 EUR)
Caramelos mezclados de limón, miel y hierbas. Notable contenido de azúcar residual y sin tener la más mínima pesadez. La acidez solapada en tercer término, por detrás del azúcar y un agradable amargor. Excelente acompañante de un queso tipo Brie y una ensalada con distintas hojas de lechuga, salmón ahumado y kiwi. Buena RCP.

- Puerta Cerrada Rosado 2007. Bodegas Jeromín. DO Madrid (1,22 EUR)
Compré esta botella mezclando varias intenciones, a saber, completar una caja de seis y que resultó ser de un par de botellas más, probar un rosado que no hubiera probado hasta ahora y que el precio fuera de los de presupuesto bajo.
Con este preámbulo no esperaba gran cosa, de hecho lo abrí convencido de que sería un rosado aburrido de los muchos que pueblan las estanterias de las tiendas. Incluso los primeros sorbos confirmaban este punto, pero... espera un segundo, que igual no es tan aburrido como pensaba. Sí, tiene un poco de fruta roja, otro poco de sandía y lo que de él se espera, pero en boca le acompaña un suave agarre de acidez y amargor que le dota de una inesperada pizca de interés. En una simple cata no habría mucho más, pero esto le da un giro cuando se pone a acompañar comida, como por ejemplo una sencilla ensalada templada (en 10 minutos no doy para más) con mejillones, tomates de rama, espárragos blancos y patata cocida. Vaya, ¡por el precio está muy bien!

- Château de la Guimoniere Blanc 2004. Vignobles Alain Château. AOC Anjou (8.5 EUR)
Que vino tan agradable. Comienzo un tanto brusco con una madera muy explícita, pero se va yendo en pocos minutos dejando un rastro de pipas de girasol hasta llegar a la fruta de hueso madura. Melocotones, albaricoques, nísperos, ya sabéis. El paso en boca tiene peso y es graso, sin notar la madera lo cual está bien. Un toque de amargor termina por darle el último toque de viveza. Ha estado bien acompañando unos dados de salmón salteado con reducción de cítricos y azafrán.

- Ochoa Rosado Garnacha 2007. Bodegas Ochoa. DO Navarra (3,8 EUR)
Vino totalmente correcto. No tiene nada destacable en sentido positivo o negativo, de modo que parece un buen vino de esos de valor seguro. Obviamente por el precio tiene buena RCP.

- Cantosan Brut. Grupo Yllera. DO Rueda. (menos de 4 EUR)
Poca burbuja y bastante tosca. De inicio olor a lata de anchoas, posteriormente algo de fruta y toques vegetales. Muy corto, pero si no perdemos de vista su precio asumo que es razonable.

- Viña Cubillo Crianza 2002. López de Heredia. DOC Rioja (8.9 EUR)
No me extraña que este vino no guste a todo el mundo, al fin y al cabo sólo se va a encontrar un vino de 12 grados y poco que transportan fruta roja en licor, un desván cualquier mañana de otoño, hojas caidas y húmedas, un toque de canela, tabaco rubio y un deje ferroso. Largo y con intensa acidez. ¿Con comida? ¡Con comida es muchísimo más que todo eso! Se expresa con formas de binomial. Riiiiiiico.

Por último llegamos a la siguiente entrega de "¿Alguien sabe cómo sobrevivimos a los '80?". En la entrega de hoy no puedo por menos que destacar a un tio muy grande: Fijaos en el que lleva el bajo. ¡Qué tio más grande!





Nota: La imagen de las piezas de ajedrez proviene de http://fcomnz.files.wordpress.com

domingo, 24 de agosto de 2008

Sobaquillos de verano (I)

Este post tiene mas relación con la Peña el Sarmiento, pero dado que la terraza del compañero Jose ha sido declarada como sede oficiosa de los sobaquillos veraniegos de la peña, he decidido hacer la primera entrega aquí.

Bonita terraza, con una temperatura ideal, vistas magníficas y noches de largas charlas y disfrute. La estrenamos una noche dominada por los espumosos.

Comenzamos con un muy buen Pierre Moncuit Cuvée Milessime 1999, blanc de blancs procedente de viñedos Grand Cru de Le Mesnil. Esta casa ofrece unos champagnes con excelente relación calidad precio y una expresión del terroir magnífica. Así nos encontramos con un champagne con una nariz de corte oxidativo, muy mineral marcado por notas de tiza y cal, alguna nota de hojas secas y fruta blanca. Una boca muy estructurada con gran acidez que le augura una buena vida en botella, carbónico bien integrado y un final largo con recuerdos minerales. Muy bueno.

Continuamos con un Gatinois Rosé Brut. Otro ejemplo de un excelente champagne de pequeño productor y gran calidad. Gatinois se encuentra en Aÿ, en la ladera sur de la montaña de Reims. Los viñedos en la falda de la montaña de este pueblo están clasificados como grand cru y se componen principalmente de Pinot Noir. Este productor solía vender gran parte de su producción a Bollinger, aunque cada año embotella mas vino bajo su propia etiqueta. Este rosado esta elaborado por adición de vino tinto, no por sangrado y es 100% Pinot Noir. Con un precioso color asalmonado con reflejos cobrizos, burbuja muy fina. Tiene una nariz de buena intensidad donde asoman frutillos del bosque sobre suaves notas de bollería y al rato se vuelve mas profundo, con notas de rosas y como de pinocha (suelo de bosque de pinos). En boca es cremoso, con buena acidez, recuerdos de la fruta roja y un final de persistencia media mineral-metálico. Muy rico también, sobretodo al darle algo de aire.

Luego decidimos probar una botella que nos tentaba desde hace tiempo en Santa Cecilia, un Sekt Brut de Georg Beruer de 1992, el año de las olimpiadas de Barcelona! Este espumoso se elabora a partir de Pinot Gris, Pinot Blanc, Pinot Noir y algo de Riesling. La fecha de degüelle es de 1998, así que permanece unos 6 años sobre sus lías. ¿Cómo estará esto? Conserva bastante bien el color, en un amarillo bastante intenso pero sin mostrar tonos demasiado apagados. La burbuja es fina, aunque ya escaseaba.
Nariz de buena intensidad y
complejidad, notas terrosas de hongos, mucho fruto seco y algo de flores blancas, me gustó bastante en nariz. Sin embargo en boca el carbónico casi había desaparecido, le faltaba algo de punch, aunque conservaba restos de acidez. Puede haber pasado su mejor momento, pero sigue suponiendo una experiencia interesante.

A continuación algo exótico. Un Scurek Pikolit 2000, un vino blanco de Eslovenia (DO Medana Brda), elaborado con la uva autóctona Pikolit y que tiene una crianza en barricas de roble de acacia de 18 meses. No tomé notas, pero me pareció un vino bastante interesante, por momentos recordaba a un Tondonia blanco, pero más dulzón en nariz donde aparecían notas amieladas. Esta nariz contrastaba con la boca que era muy seca, con muy buena acidez y madera completamente imperceptible. Muy rico.

Al rato llegó Pedro con una botella del Borgoña blanco del Domaine Leflaive del 2002. Un blanco muy mineral y agradable, con buena fruta blanca, suaves cítricos y alguna suave nota mantequillosa. En boca tiene una marcada acidez que le da mucha vida, de nuevo aparece algo de manzana verde y una buena mineralidad final. Muy rico, se bebe de maravilla.

Y terminamos con un gran vino dulce, Domaine Les Grandes Vignes Bonnezeaux Vaillant Noble Sélection 1999. Este Chenin Blanc del Loira completamente botritizado, fermenta en barrica de roble de segundo año y permanece en ella durante 6 meses. Después de 9 años el vino se encuentra en un gran estado de forma. Con una nariz de gran intensidad, donde encontramos notas de miel, orejones, flores blancas y flores secas, algunas notas ahumadas y sobretodo una amplia y dominante mineralidad. En boca presenta muy buena acidez que equilibra esa untuosidad, dulzor y peso que tiene. De nuevo muy mineral con unas notas yodadas muy marcadas, alguna nota amargosa y un final muy, muy largo. Delicioso!


Hubo una segunda sesión en la terraza, en este caso marcada por un acento mas español.

Comenzamos con un riesling, el Reichsgraf von Kesselstatt Schazhofberguer Kabinett 2002. Con un color amarillo pajizo que al decantar parecía tener restos de carbónico, aunque luego en boca no se lo notó. Buena nariz, que comienza con ese olor a gasolina tan característico de esta viña, poco a poco asoman notas de pomelo y florales, siempre manteniendo una firme mineralidad. En boca muy rico, buen equilibrio entre la acidez y el azúcar residual, mineral y cítrico, ideal para estas noches de verano. Buen final suficientemente largo. Teníamos en la mesa unos arenques ahumados, que resultaron ser una magnífica compañía para este vino, muy alemana quedó la cosa.

El siguiente vino fue la sorpresa de la noche. De una botella tapada David nos servía un oscuro vino con bastante sedimento, pero eso es lo de menos, ya que rápidamente una intensa y bonita nariz nos puso en alerta. Frutos negros bien maduros pero sin pasarse, alguna nota como de sotobosque, leves balsámicos, grafito y notas especiadas formaban un bonito conjunto. En boca esta potente, pero con equilibrio, taninos firmes, buena acidez y un buen final. La sorpresa saltó al ver que era un Hacienda Monasterio reserva especial 1994, un vino de Peter Sisseck! Sin duda un gran vino que me devuelve la mirada a esta región de la que tan poco consumo. Claro que no se si encontraré hoy en día vinos así, ya que esto poco tiene que ver con lo que he catado recientemente en la Ribera.

El nivel se había puesto muy alto y así continuó con otro magnífico vino, el Castillo de Ygay gran reserva especial 1989. Un vino que se nota que ha sido elaborado para aguantar bien en botella y evolucionar muy bien con los años. Ahora mismo comienza a brillar, pero sin duda mejorará con el tiempo. La nariz es de buena intensidad con aromas a frutos rojos, que entra en conjunción con una buena dosis de terrosidad, un suave aroma a cuero y hoja de tabaco y algunas notas de madera que no sobresalen en absoluto y que irá integrando. En boca es una delicia, muy buena estructura, pero nada agresivo, tanino en su justa medida y equilibrado con una agradable acidez que le da mucha vida y frescura. Muy largo.


Saltamos a Borgoña para probar un vino de uno de los garand cru de Chambolle-Musigny, el Bonnes Mares del Domaine de Fougeray de Beauclair, 2002. Este productor tiene su parcela en la zona más próxima a Morey St. Denis y por tanto de suelos mas arcillosos que nos van a mostrar un vino mas potente. Color rojo picota de media capa. Nariz de mediana intensidad donde destaca la fruta roja, sobre alguna nota de pétalos de rosas, chocolates y vainilla en el fondo, con leves toques especiados y terrosos. Quizás este algo cerrado en estos momentos. En boca correcta acidez, tiene buen cuerpo, buena frutosidad y de nuevo recuerdos arcillosos en el posgusto. Bastante bueno, aunque habría que esperarlo algún añito mas a ver si se le pasa la timidez que muestra ahora.


Y acabamos con un par de vinos dulces. En primer lugar el Rosé d’un Jour, un vino que no me gustó demasiado. Aromas de frutos rojos dulzones, cuyo mejor descriptor me parece el de vino con gaseosa. En boca es ligero, buena acidez y marcadamente dulce… no me sedujo en absoluto.

Y terminamos con un Miquelius Dulce 2004 de bodegas Dagón. Un vino de bobal vendimiada muy tardíamente y envejecido en barricas durante mas de 14 meses. Color negro casi impenetrable con abundante sedimento. La nariz es interesante, de buena intensidad, madura, con muchos frutos del bosque bien maduros, algunas notas de membrillo y de sotobosque, buenos balsámicos y especiados al fondo. En boca no empalaga, pero tiene un tanino bastante agresivo, requiere acompañarlo de algún postre. Buena acidez y un final largo. Bastante sedimento al final, convendría decantarlo.

Y aquí termina esta primera entrega… más sobaquillos dentro de poco en el blog del Sarmiento.